Cuenta tus bendiciones

Actualmente, el país donde nací, crecí y vivo, Venezuela, está sumido en una profunda crisis, lo que conlleva a que suframos problemas económicos y sociales. Si han tenido la oportunidad de leer las entradas recientes a mi blog, se habrán dado cuenta que en ellas expreso el sentir de mucha gente sobre este tema porque es lo que todos estamos sufriendo. Los constantes apagones de 6 horas o más al día, la hiperinflación, el problema con el dinero en efectivo, el no tener servicios básicos como agua potable, telefonía, internet…sin caer en detalle de los más graves, como escases de medicinas.

Con todas estas dificultades, muchas veces se nos hace difícil ver las cosas buenas que nos pasan día a día. Hace poco personalmente experimente uno de los mejores días que he tenido en varios años. Quiero compartirlo con ustedes  porque hasta yo quedé asombrada.

Como un día cualquiera, me levanté temprano para ir al trabajo. Salí de mi casa rumbo a la parada del transporte público. 1era bendición: Mi tío también iba saliendo de su casa y me ofreció la cola (aventón, ride) hasta mi trabajo. Cualquiera que viva en esta ciudad, Maracaibo, sabe lo difícil que se ha vuelto trasladarse en transporte público. Primero por la falta de dinero en efectivo para pagar el pasaje y segundo por la poca cantidad de unidades que trabajan. Así que cuando me ofrecieron llevarme hasta mi oficina, no lo pensé dos veces en aceptar.

El día transcurrió con normalidad hasta alrededor de las 4:30 p.m. cuando recibí un mensaje de texto de mi hermana quien por la misma situación económica tuvo que emigrar a otro país, diciéndome que me había depositado un dinerito. (segunda bendición). Me hacía mucha falta ese dinerito porque se acercaba la Asamblea Regional y lo necesitaba para pagar el pasaje del autobús. Así que Jehová me envió esa ayuda para que no me preocupara más.

Al salir de la oficina, ya era algo tarde y el sector es peligroso sobre todo en la noche.  Estuve en la parada largo rato esperando por un carrito, chirrinchera, autobús, perrera, camión volteo; algo que me sacara de allí y me acercara a mi  casa. De tanto orarle a Jehová…me respondió la oración. De un callejón salió un señor en un carrito y me ofreció la cola a mí y a otras 3 personas más. (tercera bendición). A estas alturas del día no podía creer que me pasaran tantas cosas buenas en el día. Pero Jehová tenía dos sorpresas más preparadas.
Mientras iba de camino a mi casa, me llegaron unos whatsapp… era un anciano de la congregación informándonos que gracias a la contribución de unos hermanos en el exterior, el traslado a la Asamblea para toda la congre sería GRATIS! (cuarta bendición). Fue algo muy bueno porque familias de bajos recursos económicos, tendrían que decidir si pagar el pasaje a la asamblea o comprar la comida que llevarían. Así que ya tenían una cosa menos por la qué preocuparse, gracias a Jehová.

Unos amigos me habían pedido que les ayudara a conseguir citas para apostillar sus documentos porque también están pensando irse del país. La página oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores donde se solicita la cita, tiene vida propia y funciona cuando ella quiere. Para que tengan una idea, intentaba todas las noches desde 31 de marzo y no había podido conseguir una sola cita. Pero ese día (primeros días de julio) la página estuvo habilitada y pude sacarle las citas a mis amigos, tres en total. (5ta bendición).

En fin, fue un buen día. Cuando amaneció, poco me imaginaba que sería así.

Pero…pensándolo bien….usualmente no tiene que pasar algo significativo para que lo consideremos una bendición. Si nos fijamos bien, si somos detallistas, podemos encontrar regalos de Jehová en cualquier parte, cualquier día… un hermoso amanecer, el canto de los pajaritos (esto último fue un poco cursi, lo reconozco), la sonrisa de un niño, el tener nuestros cinco sentidos funcionando, el saludo cordial de un vecino, un mensaje de texto animador de quien menos lo esperamos; el simple hecho de estar vivos y ser siervos de Jehová es algo por lo cual estar agradecidos…y tampoco hace falta llevar una lista de las bendiciones recibidas. Solo debemos dar gracias a quien nos da absolutamente todo, Jehová!  


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